“Arrastrando el poncho”, la nueva política de La Moneda

“Arrastrando el poncho”, la nueva política de La Moneda

Por Arturo Alejandro Muñoz,
profesor de Historia y Asistente Social. Ensayista y novelista.

Definitivamente, el actual gobierno ha fracasado en todo su ancho respecto de lograr el consenso público a favor de sus proyectos, ideas e intereses. El presidente Piñera, durante más de dos años, se ha preocupado vanamente en obtener algo que sólo consiguen quienes cuentan con carisma e imán para conquistar el apoyo popular, aún si sus acciones gubernamentales no sean, ni con mucho, abiertamente favorables para las grandes mayorías.

El divorcio del gobierno derechista con las inquietudes e impetraciones del electorado pasa la cuenta de manera feroz, tal es así que ni siquiera los esfuerzos de amigos personales del mandatario, que dirigen empresas de encuestas de opinión pública, han podido administrar esta última en su beneficio.

Agréguese a lo anterior la actual posición de muchos miembros de aquellas tiendas partidistas que, supuestamente, deberían apoyarlo. Sumando y restando, el panorama político para Sebastián Piñera no es halagüeño, ya que ni siquiera un posible nuevo gabinete más servil que el actual podría serle útil como salvavidas. El mismo Cristián Larroulet, amo y señor del segundo piso de la casa de Toesca –de quien asegura el rumor que es quien realmente gobierna- ya parece ser consciente de estar en una encrucijada con pocas rutas de solución, a menos que decidiese llegar a acuerdos con las cofradías políticas de acá y de acullá, desprendiéndose de la carta de navegación que él presentó al mandatario y que, para ser directo en la apreciación, se ha constituido más en un lastre que en una alternativa de gobernabilidad.

Las últimas derrotas en el Legislativo tienen descompuesto al presidente. Se siente traicionado. No obstante, se niega a reconocer que algunas ovejas de sus corrales UDI, RN y EVOPOLI se dispersaron producto del vacilante actuar presidencial en varias materias donde la calle impetraba respuestas concretas y conocidas.

Las últimas derrotas en el Legislativo tienen descompuesto al presidente. Se siente traicionado. No obstante, se niega a reconocer que algunas ovejas de sus corrales UDI, RN y EVOPOLI se dispersaron producto del vacilante actuar presidencial en varias materias donde la calle impetraba respuestas concretas y conocidas.

La verdad es que la oposición tampoco brilla con luz propia. Hay una incapacidad rayana en la estulticia política que se manifiesta en casi todas las actuaciones parlamentarias de quienes se esperaba fuesen el muro de contención a las ilusorias y clasistas pretensiones derechistas.

De hecho, han tenido que ser algunas organizaciones sociales y determinadas asociaciones sindicales quienes alzaran la voz y estamparan denuncias oficialmente a lo que ellas consideran un atropello a los derechos e intereses de sus asociados, como fue el caso de la ANEF (Asociación Nacional de Empleados Fiscales), quien se querelló judicialmente contra Sebastián Piñera, Jaime Mañalich y Arturo Zúñiga por “negligencia grave, como descuido consciente y voluntario de sus deberes de garantizar la protección al derecho a la vida y a la salud de los habitantes de la Nación (…) que han tenido como resultado el fallecimiento de 10.159 personas a causa o producto del contagio Covid-19”.

¿Y qué hizo el gobierno? Cometer una nueva torpeza que viene a sumarse a otras, todas las cuales van colmando un recipiente con la ira popular que tarde o temprano podría estallar, pero esta vez con mayor virulencia que la conocida el 18 de octubre del 2019 ya que ahora el ataque fue directamente contra la dirigencia de una de las asociaciones sindicales más grandes y poderosas del país, la ANEF.

¿Y qué hizo el gobierno? Cometer una nueva torpeza que viene a sumarse a otras, todas las cuales van colmando un recipiente con la ira popular que tarde o temprano podría estallar, pero esta vez con mayor virulencia que la conocida el 18 de octubre del 2019 ya que ahora el ataque fue directamente contra la dirigencia de una de las asociaciones sindicales más grandes y poderosas del país, la ANEF.

El suche presidencial encargado de ese ataque fue el inefable ministro de Hacienda, Ignacio Briones, y afirmo aquello de ‘suche presidencial’ porque los ministros de Piñera carecen de opinión y vuelo propio…sólo están allí para el consabido ”yes man” que el desmedido y enfermizo ego de Tatán exige como condición esencial para ocupar cargos de relevancia en su administración.

De esa verdad incontrarrestable surgió el accionar del señor Briones, quien amenazó al presidente de la ANEF , José Pérez Debelli, “por presentar querella contra el Presidente de la República, el ex ministro de Salud y el subsecretario de Redes Asistenciales, se cierran todas las puertas a cualquier dialogo, y las consecuencias las pagarán las y los trabajadores del Estado”.

Por ello, es posible asegurar que políticamente sus ministros son seres inferiores, impedidos de poner en acción sus capacidades profesionales (que deben ser muchas, sin duda), obligándose a realizar exclusivamente lo que el mandatario les señala. De esa verdad incontrarrestable surgió el accionar del señor Briones, quien amenazó al presidente de la ANEF , José Pérez Debelli, “por presentar querella contra el Presidente de la República, el ex ministro de Salud y el subsecretario de Redes Asistenciales, se cierran todas las puertas a cualquier dialogo, y las consecuencias las pagarán las y los trabajadores del Estado”.

El ministro Briones tiene cuarenta y siete años de edad, lo que significa que durante la acción histórica del Comando Nacional de Trabajadores en 1983, 1984, 1985 (que era dirigido por Manuel Bustos, Rodolfo Seguel y Federico Mujica), él tenía solamente once años de edad, por lo cual desconoce en profundidad la fuerza que el sindicalismo –aparentemente dormido, mal dirigido y débil- posee cuando lo ’torean’ y lo atacan amparados en los privilegios del mando público. Si Pinochet estuviera vivo podría informarle detalladamente al ministro lo que ello significa.

El gobierno ha abierto un frente que difícilmente podrá cerrar con éxito si prospera en sus posiciones de egolatría y totalitarismo belicista, presumiendo que organizaciones como la CUT se encuentran cooptadas por acuerdos políticos oficializados por ChileVamos, la Moneda y la ex Nueva Mayoría (comunistas incluidos), pues sano sería que Larroulet y su equipo de asesores recordaran que en 1983 los trabajadores sobrepasaron sin vacilaciones ni dudas las pusilánimes y febles organizaciones oficiales del sindicalismo de entonces. Fueron esas organizaciones las que lograron que el gobierno militar comenzara su descenso imparable. Las jornadas épicas de las Protestas Sociales Nacionales pusieron a Pinochet y su pandilla en la recta final.

Por ello, señores Piñera, Larroulet, Blumel y Briones, quienes desconocen la Historia, están pronto a repetirla, y ustedes parecen querer despertar a un gigante dormido.

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